En el majestuoso teatro de la naturaleza, un drama silencioso se desarrolla a ritmo acelerado: el retroceso glaciar, un testimonio tangible del cambio climático. A medida que las temperaturas globales se elevan, nuestros glaciares se desvanecen ante nuestros ojos, disminuyendo en extensión y volumen a un ritmo alarmante.
Este fenómeno, impulsado por la imprudencia humana en la emisión de gases de efecto invernadero, ha desencadenado una serie de efectos devastadores. Sin embargo, hay un actor sorprendente en escena: los drenajes ácidos de roca, producto de la exposición a la atmósfera de minerales sulfurados presentes en las rocas.

Figura 1. Drenaje ácido de roca, Huaraz.
Antes de profundizar en los impactos que ocasionan los DAR es importante responder esta pregunta: ¿Cómo se originan los drenajes de ácidos de roca en los glaciares?
Recordemos que la formación de DAR se origina con la exposición de minerales sulfurados a la atmósfera debido al retroceso de los glaciares. Una vez que se da este primer contacto empieza la meteorización de estas rocas que se encontraban bajo los glaciares. Esta es la primera etapa de las tres que se necesitan para formación. Las cuales se detallan a continuación [1]:
- Etapa 1: En la primera etapa, la pirita y otros minerales sulfurosos se oxidan lentamente debido a procesos químicos o bioquímicos. Este proceso ocurre a un pH cercano a neutral. Algunas bacterias acidófilas, como el A. ferrooxidans, pueden acelerar esta oxidación al interactuar directamente con los minerales sulfurosos. Como resultado de estas reacciones, el pH del medio se ve afectado, ya que el ácido liberado comienza a acumularse alrededor de los minerales.
- Etapa 2: En la segunda etapa, cuando el pH baja a menos de 4.5, el hierro en forma ferrosa (Fe+2) se convierte en hierro férrico (Fe+3) y se precipita como hidróxido férrico. Este proceso también libera más iones hidrógeno, lo que aumenta la acidez del medio. Esta mayor acidez provoca una disminución adicional del pH, llegando incluso a ser menor de 3.5.
- Etapa 3: En la tercera etapa, las bacterias acidófilas juegan un papel importante al acelerar el proceso de oxidación del hierro ferroso (Fe+2) a hierro férrico (Fe+3). Esto resulta en un aumento rápido en la producción de ácido y desencadena un ciclo continuo y rápido que genera grandes cantidades de ácidos. Durante este proceso, otros metales pesados presentes en la roca son liberados hacia la solución de drenaje ácido, lo que representa un problema adicional.

Figura 2. Etapas en la generación del DAR [1].
Impactos en la calidad del agua y suelo
El drenaje ácido de roca es un problema ambiental significativo que puede tener impactos devastadores en la calidad del agua y del suelo. Este fenómeno ocurre cuando los minerales sulfurosos presentes en rocas como la pirita (FeS2) reaccionan con el oxígeno y el agua, produciendo ácido sulfúrico y liberando metales pesados en el entorno circundante [2].
El agua ácida resultante del DAR puede contaminar cuerpos de agua cercanos, como ríos, arroyos y lagos, reduciendo su pH y volviéndolos inhóspitos para la vida acuática [1]. Además, esta agua puede transportar metales pesados tóxicos, como el hierro, el aluminio, el cobre y el zinc, que tienen efectos perjudiciales sobre los ecosistemas acuáticos y pueden persistir en el medio ambiente durante períodos prolongados [2].
Por otro lado, el suelo cercano a las áreas afectadas por el DAR también sufre consecuencias negativas. La infiltración de agua ácida puede alterar el pH del suelo, disminuir su fertilidad y desencadenar la lixiviación de nutrientes esenciales para las plantas. Además, los metales pesados liberados por el DAR pueden acumularse en el suelo, afectando la salud de los cultivos y representando riesgos para la seguridad alimentaria [3].

Figura 3. Unión de dos quebradas, una con buena y la otra con mala calidad de agua, microcuenca Quillcayhuanca, cordillera Blanca, Áncash [1].
Impactos en los seres humanos
Los drenajes de ácido de roca en los glaciares representan una grave amenaza para la salud y el bienestar de las comunidades humanas que dependen de estos ecosistemas. La liberación de metales pesados y compuestos tóxicos en los cuerpos de agua cercanos tiene consecuencias directas en la salud humana y el medio ambiente circundante.
Estos drenajes contaminan el suministro de agua potable, exponiendo a las poblaciones locales a riesgos significativos para la salud. La ingesta de agua contaminada con elementos como aluminio, hierro y sulfato puede provocar enfermedades graves, como gastroenteritis y problemas neurológicos [4].
Además, la contaminación de los suelos y las aguas de riego con metales pesados afecta la calidad de los cultivos y la salud de los animales de pastoreo, comprometiendo así la seguridad alimentaria de las comunidades cercanas [5]. La exposición a gases tóxicos emitidos durante el proceso de formación de drenajes ácidos puede causar problemas respiratorios en las poblaciones circundantes, exacerbando los riesgos para la salud de las personas que viven en áreas afectadas [6].